El 2005, al preparar mi primera visita a Nueva York, se me ocurrió una idea: Correr por Central Park. Hacía muchos años que no lo hacía por una dolorosa y molesta lesión de talones. En mi maleta metí unas zapatillas por aquello de intentarlo, pero una vez allí, entre el jet-lag, y el dolor de cervicales de tanto mirar al cielo; no pude. Además no hubiese aguantado ni 15 minutos y al día siguiente ni te cuento. Pero la idea no se me fue de la cabeza.
Este año planteamos con Dani el viaje a los Estados Unidos y la idea volvió a pasarse por mi tocha. Como siempre que voy con él de vacaciones se va a correr, pensé en prepararme para poder acompañarlo y de paso correr por Central Park.
El día 16 de Abril comencé a trotar, luego un poco más, y un poco más ...
Mis talones me han respetado - toco madera - y ahora, hasta me gusta. En Liverpool comencé el periplo de corredor curioso en un pueblo desconocido. La sensación de descubrir nuevos recorridos y ver la ciudad de otra manera me encantó.
Una vez en los E.U.A. con Dani salimos a correr en Los Angeles entre urbanizaciones llenas de árboles y casas envidiables, luego en Indio por el pueblo semidesértico, en Fresno por avenidas - cuasi autopistas - llenas de coches y concesionarios plagados de vehículos de todo tipo, y otra vez de nuevo en Los Angeles por las laderas de North Hollywood, junto a mansiones de ensueño y coches estratosféricos.
Se acercaba el día x; ya estabamos en Nueva York; Subimos en el metro en la 32th para poder correr más rato por Central Park. Disfrazados con nuestros atuendos deportivos, junto a otros variopintos personajes, bajamos en la 59 th; cruzamos varias avenidas hasta la quinta, allí el Hotel Plaza vigilaba atento nuestros estiramientos junto al parque.
Faltaba poco, el sueño comenzaba a realizarse; ! iba a correr por fin en Central Park ¡.
Poco a poco comenzamos a avanzar por su interior, mucha gente corría a nuestro lado, bicicletas pasaban rápidas junto a nosotros. Alguna loma se interponía en nuestro camino, pero rápidamente dabamos cuenta de ella. Por fin la caseta sur del Jacqueline Kennedy reservoir ( el lago más grande de C.P. ) apareció ante nosotros; subimos al camino que lo rodea y allí fue el éxtasis; todas las " casas " de los alrededores, entre los árboles, iluminadas por la luz de la tarde y todo ello reflejado en el lago. Un momento especial, en un lugar excepcional; un sueño razonable convertido en realidad.
Rodeamos el J.K.R., y volvimos sobre nuestro pasos, nos cruzamos románticos carruajes tirados por caballos. Cogimos Madison Av. y allí haciendo eslalom entre los coches y los ejecutivos, fuimos retornando a nuestro hotel, impresionantes vistas de los rascacielos nos rodeaban: el Citicorp, la torre Trump, y edificios sigulares: Central Station, La Morgan Library. Un auténtico placer - un pelín peligroso por el tráfico - entrecruzarnos con las limusinas y los coches que circulaban veloces...
Tuvimos la suerte de poder repetir la experiencia otro día, aunque nunca será igual que esa primera vez, nunca tendrá el mismo sabor. Imagino que los cientos de corredores que diariamente hacen esos recorridos, habituados a ellos, no les dan la importancia y quizás no los valoran lo suficiente. Ya lo decía - creo - Cervantes: " La suerte no se conoce hasta que se pierde ".
Quizás sea algo empalagoso, pero he querido - he intentado - escribir mis sensaciones para vosotros; para ilusionaros - aunque ya se que lo estais - como yo.
Os pongo, después de este momento Kinder, el mapa de Central Park para que os hagais una idea de ello. Tiene aproximadamente: 4 Km. de largo por unos 800 metros de ancho ( el parque, no el mapa...). Si alguien tiene interés, lo tengo original y se lo puedo pasar.
Ahora solo me queda pensar otro sueño, otra ilusión, otro reto - a poder ser sin tanta peña - para volver a vivir la agradable sensación de conseguirlo, de tocar el cielo con los dedos y flotar... ( no he fumado nada, lo juro ... )
Este año planteamos con Dani el viaje a los Estados Unidos y la idea volvió a pasarse por mi tocha. Como siempre que voy con él de vacaciones se va a correr, pensé en prepararme para poder acompañarlo y de paso correr por Central Park.
El día 16 de Abril comencé a trotar, luego un poco más, y un poco más ...
Mis talones me han respetado - toco madera - y ahora, hasta me gusta. En Liverpool comencé el periplo de corredor curioso en un pueblo desconocido. La sensación de descubrir nuevos recorridos y ver la ciudad de otra manera me encantó.
Una vez en los E.U.A. con Dani salimos a correr en Los Angeles entre urbanizaciones llenas de árboles y casas envidiables, luego en Indio por el pueblo semidesértico, en Fresno por avenidas - cuasi autopistas - llenas de coches y concesionarios plagados de vehículos de todo tipo, y otra vez de nuevo en Los Angeles por las laderas de North Hollywood, junto a mansiones de ensueño y coches estratosféricos.
Se acercaba el día x; ya estabamos en Nueva York; Subimos en el metro en la 32th para poder correr más rato por Central Park. Disfrazados con nuestros atuendos deportivos, junto a otros variopintos personajes, bajamos en la 59 th; cruzamos varias avenidas hasta la quinta, allí el Hotel Plaza vigilaba atento nuestros estiramientos junto al parque.
Faltaba poco, el sueño comenzaba a realizarse; ! iba a correr por fin en Central Park ¡.
Poco a poco comenzamos a avanzar por su interior, mucha gente corría a nuestro lado, bicicletas pasaban rápidas junto a nosotros. Alguna loma se interponía en nuestro camino, pero rápidamente dabamos cuenta de ella. Por fin la caseta sur del Jacqueline Kennedy reservoir ( el lago más grande de C.P. ) apareció ante nosotros; subimos al camino que lo rodea y allí fue el éxtasis; todas las " casas " de los alrededores, entre los árboles, iluminadas por la luz de la tarde y todo ello reflejado en el lago. Un momento especial, en un lugar excepcional; un sueño razonable convertido en realidad.
Rodeamos el J.K.R., y volvimos sobre nuestro pasos, nos cruzamos románticos carruajes tirados por caballos. Cogimos Madison Av. y allí haciendo eslalom entre los coches y los ejecutivos, fuimos retornando a nuestro hotel, impresionantes vistas de los rascacielos nos rodeaban: el Citicorp, la torre Trump, y edificios sigulares: Central Station, La Morgan Library. Un auténtico placer - un pelín peligroso por el tráfico - entrecruzarnos con las limusinas y los coches que circulaban veloces...
Tuvimos la suerte de poder repetir la experiencia otro día, aunque nunca será igual que esa primera vez, nunca tendrá el mismo sabor. Imagino que los cientos de corredores que diariamente hacen esos recorridos, habituados a ellos, no les dan la importancia y quizás no los valoran lo suficiente. Ya lo decía - creo - Cervantes: " La suerte no se conoce hasta que se pierde ".
Quizás sea algo empalagoso, pero he querido - he intentado - escribir mis sensaciones para vosotros; para ilusionaros - aunque ya se que lo estais - como yo.
Os pongo, después de este momento Kinder, el mapa de Central Park para que os hagais una idea de ello. Tiene aproximadamente: 4 Km. de largo por unos 800 metros de ancho ( el parque, no el mapa...). Si alguien tiene interés, lo tengo original y se lo puedo pasar.
Ahora solo me queda pensar otro sueño, otra ilusión, otro reto - a poder ser sin tanta peña - para volver a vivir la agradable sensación de conseguirlo, de tocar el cielo con los dedos y flotar... ( no he fumado nada, lo juro ... )
4 comentarios:
Felicidades por cumplir uno de sus sueños. Eso es bueno. Aunque sea sin fumar
Gracias. Eso no es bueno, es muy bueno, y más cuando se está con los amigos.
Lo mejor de los sueños no es tenerlos; es contarlos, compartirlos, ilusionarse al volver a vivirlos.
Es como las fotos, cuando vuelves a mirarlas, recuerdas aquellos instantes y vuelves a revivirlos.
Un sueño cuando lo cumples solo, es triste, es pobre, necesitas alguien al lado para poder contarselo...
Que suerte tenemos de poder compartir nuestros sueños con personas importantes, no crees? Gioconda Belli en uno de mis cuentos favoritos (El taller de las mariposas) dice: "Los sueños se hacen realidad. El secreto está en no cansarse nunca de soñar, en no darse por vencido".
Puede que nos volvamos un poco locos al final, o que ya lo estemos, pero voy a seguir siendo una soñadora sin remedio.
Ah, y bajo mi óptica de gran deportista sigo pensando que correr es de cobardes,jeje.
Yo siempre intento ser positifo, nunca negativvo.
Vivir y poder soñar es un lujo, muchas personas no tienen la posibilidad de hacerlo. Y muchas de las que tienen esa posibilidad la desperdician al no utilizarla.
Es la vida...
¿ qué es la vida sin sueños / ilusiones ?
¿ Qué hay más barato que soñar ?
Tenía un dibujo de un Amigo, que hizo para un pub que había en Graus que se llama in-albis, y salía un señor pensando o soñando, in-albis, y era muy sugerente.
Creo que no hace falta abonarse a todo en esta vida...Hay que hacer lo que cada uno crea, y de la manera que él lo entienda. Correr para mí es algo "nuevo" y como genera adrenalina, me pone. Es lo que tiene el deporte...
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