lunes, 3 de septiembre de 2012

James Taylor en Barcelona


Muchas veces soñamos poder ver a nuestros cantantes favoritos, poder llegar a tocarlos y sentir que son realmente de carne y hueso. Emocionarnos oyendo su voz interpretar las canciones que tantas veces hemos destrozado con nuestro infame inglés.
No creo que sea mitómano, aunque James Taylor siempre ha sido algo especial para mí. En algunas ocasiones pensaba tirar la casa por la ventana, cruzar el charco, e ir a verlo a algún concierto en su país. Allí es habitual poder acercarse al final del concierto y pedirle un autógrafo o una dedicatoria a un sobado cd (para llevar los discos, como que no).
No hizo falta tanta parafernalia y vino a verme, bueno, a vernos...
El Palau de la música catalana albergó el concierto que celebró en Barcelona. Que decir de ese edificio; pura lujuría y belleza. O que decir de James, su compañera y sus músicos; todo amabilidad, saber hacer y nuevas canciones cada vez que una entregada audiencia lo aclamaba. Temí por mi físico al ver como vibraban las vetustas gradas del Palau bajo los emocionados movimientos de los asistentes.

Salimos del concierto y creo que un agujero se llenó en mi corazón. Ahora puedo soñar tranquilo en nuevos viajes e ideas, pensé, ya lo he visto.
Al pasar por el portal del Angel, en la antigua sede de Gas Natural, el virtuoso "fanal" de bronce convive con el moderno anagrama de una empresa de ropa. Jovenes, con arriesgados peinados, ocupan las salas que antaño usaban los ejecutivos de la burguesía catalana para dirigir los designios de la industria de aquella ciudad.
Muchas cosas evolucionan y cambian, pero otras, como la música de James Taylor sigue, de manera intemporal, emocionándonos y llevándonos a otra época, a otro tiempo. 
Muchas gracias por tu música, James !!!. 

Ahora, releyendo más reposado estas líneas, soy consciente que quizás no haya borrado de mi pensamiento ese maravilloso sueño de volver a verte y disfrutar de nuevo de tu música y de tu carácter...