sábado, 3 de marzo de 2012

El mirador de los buitres y el castillo de Marcuello


Me encanta recorrer mi provincia. Pero a veces es como si hubiera vivido fuera de ella. Un especial punto de vista, que me ha ocupado estos meses, me ha "obligado" a recorrer maravillosos rincones que desconocía.
Quizás sea un nuevo punto de vista o, quizás, una manera diferente de afrontar la vida. La cuestión es que disfruto como un gato con un menudo.


Hoy os mostraré unas imágenes del mirador de los buitres y de los restos de la torre del castillo de Marcuello. El día que elegimos no era demasiado apropiado, por las fuertes ráfagas de aire, para hacer la ruta circular que pensabamos desde el pueblo de Linás de Sarsamarcuello, subiendo al castillo.


Cambiamos nuestro método de subida por el coche y una pista en buenas condiciones nos llevó desde Sarsamarcuello, donde debíamos haber llegado, cómodamente hasta la ermita de S. Miguel. Una vez arriba la vista es soberbia. Me recordaba la vista desde el castillo de Loarre, situado más al este.
Resulta penoso, y vergonzoso, ver las piedras sueltas de la torre y pensar como se tira el dinero en muchos lugares y nuestro rico patrimonio está por el suelo.


Cualquier otro día hubieramos estado disfrutando del lugar un buen rato pero la temperatura no era para quedarse allí "pelando palomos".
La pista continua, en bastante buen estado, hacia el mirador de los buitres. Un refugio construido en la época del ICONA nos permite resguardarnos lévemente del aire y por sus mirillas disfrutar de la vista de Riglos. Con unos prismáticos vemos los escaladores, al sol, de la Visera, el Pisón o los mallos pequeños. Imaginamos que allí no correrá tanto aire !!!.


Preguntamos a unos cazadores por el destino de una pista que nos atrae. Lleva hacia el norte y nos dejaría en Triste, en la carretera del Gállego. La cogemos, está bastante bien, y siguiendo las instrucciones recogidas vamos bajando por un valle que nos llevará a la Foz de Escalete. Estas paredes siempre han atraido mi mirada, no mi interés escalador, por la perfección de su roca, y su grado imposible.


Las paredes vistas de cerca son todavía más increibles. Muros de caliza perfecta al alcance de unos privilegiados, entre los que no me encuentro. La vista del Gállego es muy agradable y el puente junto a las paredes, probablemente, sea el vestigio de algún antiguo paso de los rebaños hacia el Pirineo.
Bajamos hacia el pueblo con la sana intención de comer y la cosa está bastante jodida. Al final tenemos que bajar hasta Murillo de Gállego.


Espero poder seguir poniendo algún post más. Esta parada no ha sido por inactividad, sino por exceso de actividad. Uno que es "responsable" y prioriza las cuestiones.