Gracias a Iris, amiga de Pachus, tuvimos la suerte de conocer un personaje de Los Angeles. Iris, que se acuerda un montón de Monzón y de sus habitantes, nos invitó a la presentación del último disco de Jenni Rivera en Sunset Boulevard.
NOTA:
La Jenni Rivera tiene una historia personal dificilmente enumerable. Dani encontró - que estaría mirando - un video haciendo unas actividades lúdico-festivas con su novio que alguien ¿? había grabado.
Salimos del valle sin haber escuchado muy atentamente las explicaciones para ir a Sunset; es muy fácil, sin coger la autopista, bajas por aquí, luego a la derecha y más tarde a la izquierda, no se donde, para coger tal y cual, y te paras. ! Ya-está ¡.
Como las calles están todas orientadas, gracias señor, la cosa parece un poco más fácil. Pero como son muy americanos, y para no hacer un mapa que no quepa en el coche, los muy $%¡##¡ van y ponen en los mapas solo las calles más grandes. Y los que somos de pueblo y no conocemos ese villorrio, nos viene justo. Menos mal que el pais está lleno de comercios Seven-eleven, y allí compramos un mapa, por denominarlo de alguna manera, que no valía ni para encender el fuego. Como solo aparecen las grandes calles, como no tengas la suerte de cruzarte con una, estas jodido-jodida.
Después de una hora de conocer la ciudad, y sin tener la menor idea de donde c. estabamos, tuvimos que parar en otro Seven-eleven, comprar otro mapa, e intentar orientarnos. Tuvimos suerte y estabamos a corta distancia de nuestro objetivo y en cuatro patadas estabamos en Sunset, increible. Estabamos subidos en uno de los multiples valles, montes y barrios que hay en Hollywood y como no hay nada que te pueda referenciar, puedes estar al lado de algo y no lo ves.
Un amable segurata, de dos metros, tapaba la puerta y tras pronunciar las palabras mágicas nos franqueó el paso. Amanecimos en una presentación, rodeados de periodistas, reporteros y demás fauna local. La barra estaba llena de vino y comida, ya estamos salvados pensamos.
Cerraron la barra, cachis, porque salía Jenni, y nos quedamos un rato en seco. Iris la presentó y nos pusieron dos o tres cortes del nuevo disco y Jenni los fue presentando. Luego los periodistas fueron a entrevistarla y, lo mejor, volvieron a abrir la barra.
Nos fuimos quedando solos y, junto a unos mejicanos, fuimos acabando con las existencias de vino blanco de California y toda suerte de viandas. Uno de los mejicanos se llamaba Cesar Brizuela y es cantante. El estilo de música del muchacho es parecido al de Jenni, y la verdad que es un poco peculiar. Lo podeis escuchar en su pagina.
Cuando terminaba el evento, Iris nos cogió por el brazo y subimos al lugar de entrevistas, allí nos presentó a Jenni y nos hicimos una foto con ella.
Luego nos fuimos a cenar y me tocó conducir a mí para volver, otra vez por L.A. El C. de Dani va y se duerme, yo hablando solo, todas las calles iguales, un pelín colocados, y de la explicación solo me acordaba de dos giros. Yo pensaba en el tiempo que hacía que no dormia en un coche, y lo duros que serían los asientos de un Ford, pero sorprendentemente llegamos.
Salimos de Los Angeles una mañana, rodeados de los televisivos escalextrics, con la intención de ir a Tijuana. Si te lees las recomendaciones de cualquier guía, como seas un poco aprensivo, no sales ni de casa o vas a la primera armería y te compras un M16 y varias cajas de munición. A mí no me hacía una especial ilusión ir allí, pero por otro lado me daba morbo; A Dani no le hacía ninguna gracia y además pensaba, influenciado por un correo que nos enviaron, en la posibilidad de perder el pasaporte.
Al final casi entramos sin querer. San Isidro, último pueblo de Estados Unidos, con un aparcamiento " seguro ", apareció intentando entrar a San Diego. Decidimos que no valía la pena el riesgo por lo que ibamos a ver y como no pensabamos hacer actividades ilícitas...
San Diego está " cerca ", a unas cuatro horas, de Los Angeles, pero la densa ciruculación de L.A. impide un tráfico ágil, y como los límites de velocidad hay que medio cumplirlos, parecía que nos arrastrabamos por aquellos pedazo de autopistas. Primero estuvimos en la parte vieja donde está la misión de Fray Junipero Serra y allí han montado una zona turistico-salchichera un poco triste. En los alrededores la peña estaba en la calle, pues era el aniversario del 11 S, con sus barbacoas, sus banderas y carteles. Allí en cualquier parque te montan una barbacoa y ves a la peña con sus delantales, sus herramientas en ristre y la parrilla llena de viandas.
San Diego tiene un parque muy agradable y si no fuera porque el aeropuerto está al lado y cada dos minutos te pasa un avión por encima, sería un lugar muy tranquilo. La ciudad es muy grande, para variar, y nos dimos una vuelta por una zona de grandes edificios. Ramón J. Sénder estuvo viviendo allí y trabajando en su Universidad.
Compramos agua, nos cambiamos la ropa interior y nos dispusimos a abandonar la Gran América, para dirigirnos al interior, al desierto, a la América profunda. No es nada dificil salir a una zona desertica en California, rascas un poco y te encuentras en medio de ningún lado; Eso sí, las carreteras inmaculadas y en muchos lugares dos y tres carriles por sentido. El clima, aun suave por la cercanía del mar, permite salir y no te cueces en vida. Las carreteras empezaban a parecer largas rectas sin vegetación como en las películas...
Una vez, hace años, Pachus me decía que la vida en América es como en las series de televisión. Yo no acababa de hacerme una idea, pensaba que no reflejaban la realidad, pero, lo juro por Snoopy, son " la cruda realidad ".
NOTA:
La Jenni Rivera tiene una historia personal dificilmente enumerable. Dani encontró - que estaría mirando - un video haciendo unas actividades lúdico-festivas con su novio que alguien ¿? había grabado.
Salimos del valle sin haber escuchado muy atentamente las explicaciones para ir a Sunset; es muy fácil, sin coger la autopista, bajas por aquí, luego a la derecha y más tarde a la izquierda, no se donde, para coger tal y cual, y te paras. ! Ya-está ¡.
Como las calles están todas orientadas, gracias señor, la cosa parece un poco más fácil. Pero como son muy americanos, y para no hacer un mapa que no quepa en el coche, los muy $%¡##¡ van y ponen en los mapas solo las calles más grandes. Y los que somos de pueblo y no conocemos ese villorrio, nos viene justo. Menos mal que el pais está lleno de comercios Seven-eleven, y allí compramos un mapa, por denominarlo de alguna manera, que no valía ni para encender el fuego. Como solo aparecen las grandes calles, como no tengas la suerte de cruzarte con una, estas jodido-jodida.
Después de una hora de conocer la ciudad, y sin tener la menor idea de donde c. estabamos, tuvimos que parar en otro Seven-eleven, comprar otro mapa, e intentar orientarnos. Tuvimos suerte y estabamos a corta distancia de nuestro objetivo y en cuatro patadas estabamos en Sunset, increible. Estabamos subidos en uno de los multiples valles, montes y barrios que hay en Hollywood y como no hay nada que te pueda referenciar, puedes estar al lado de algo y no lo ves.
Un amable segurata, de dos metros, tapaba la puerta y tras pronunciar las palabras mágicas nos franqueó el paso. Amanecimos en una presentación, rodeados de periodistas, reporteros y demás fauna local. La barra estaba llena de vino y comida, ya estamos salvados pensamos.
Cerraron la barra, cachis, porque salía Jenni, y nos quedamos un rato en seco. Iris la presentó y nos pusieron dos o tres cortes del nuevo disco y Jenni los fue presentando. Luego los periodistas fueron a entrevistarla y, lo mejor, volvieron a abrir la barra.
Nos fuimos quedando solos y, junto a unos mejicanos, fuimos acabando con las existencias de vino blanco de California y toda suerte de viandas. Uno de los mejicanos se llamaba Cesar Brizuela y es cantante. El estilo de música del muchacho es parecido al de Jenni, y la verdad que es un poco peculiar. Lo podeis escuchar en su pagina.
Cuando terminaba el evento, Iris nos cogió por el brazo y subimos al lugar de entrevistas, allí nos presentó a Jenni y nos hicimos una foto con ella.
Luego nos fuimos a cenar y me tocó conducir a mí para volver, otra vez por L.A. El C. de Dani va y se duerme, yo hablando solo, todas las calles iguales, un pelín colocados, y de la explicación solo me acordaba de dos giros. Yo pensaba en el tiempo que hacía que no dormia en un coche, y lo duros que serían los asientos de un Ford, pero sorprendentemente llegamos.
Salimos de Los Angeles una mañana, rodeados de los televisivos escalextrics, con la intención de ir a Tijuana. Si te lees las recomendaciones de cualquier guía, como seas un poco aprensivo, no sales ni de casa o vas a la primera armería y te compras un M16 y varias cajas de munición. A mí no me hacía una especial ilusión ir allí, pero por otro lado me daba morbo; A Dani no le hacía ninguna gracia y además pensaba, influenciado por un correo que nos enviaron, en la posibilidad de perder el pasaporte.
Al final casi entramos sin querer. San Isidro, último pueblo de Estados Unidos, con un aparcamiento " seguro ", apareció intentando entrar a San Diego. Decidimos que no valía la pena el riesgo por lo que ibamos a ver y como no pensabamos hacer actividades ilícitas...
San Diego está " cerca ", a unas cuatro horas, de Los Angeles, pero la densa ciruculación de L.A. impide un tráfico ágil, y como los límites de velocidad hay que medio cumplirlos, parecía que nos arrastrabamos por aquellos pedazo de autopistas. Primero estuvimos en la parte vieja donde está la misión de Fray Junipero Serra y allí han montado una zona turistico-salchichera un poco triste. En los alrededores la peña estaba en la calle, pues era el aniversario del 11 S, con sus barbacoas, sus banderas y carteles. Allí en cualquier parque te montan una barbacoa y ves a la peña con sus delantales, sus herramientas en ristre y la parrilla llena de viandas.
San Diego tiene un parque muy agradable y si no fuera porque el aeropuerto está al lado y cada dos minutos te pasa un avión por encima, sería un lugar muy tranquilo. La ciudad es muy grande, para variar, y nos dimos una vuelta por una zona de grandes edificios. Ramón J. Sénder estuvo viviendo allí y trabajando en su Universidad.
Compramos agua, nos cambiamos la ropa interior y nos dispusimos a abandonar la Gran América, para dirigirnos al interior, al desierto, a la América profunda. No es nada dificil salir a una zona desertica en California, rascas un poco y te encuentras en medio de ningún lado; Eso sí, las carreteras inmaculadas y en muchos lugares dos y tres carriles por sentido. El clima, aun suave por la cercanía del mar, permite salir y no te cueces en vida. Las carreteras empezaban a parecer largas rectas sin vegetación como en las películas...
Una vez, hace años, Pachus me decía que la vida en América es como en las series de televisión. Yo no acababa de hacerme una idea, pensaba que no reflejaban la realidad, pero, lo juro por Snoopy, son " la cruda realidad ".
8 comentarios:
Hay que ver que diplomático te estás volviendo: utilizando iniciales, símbolos, eufemismos... Es transitorio porque es domingo o va en serio? Voy a ver si aprendo un poco y me modero. Besos.
Tienes razón, cuando lo lei me sorprendió lo pacifico que estaba, no puse muchos adjetivos ni historias truculentas de la Jenni, ni nada parecido. Lo de las iniciales ha sido general, prefiero decirlas minimizadas, parece mas formal y las digo igual.
Siempre puedo poner notas aclarativas...
Definitivamente, deben promover el dia de lo politicamente incorrecto de su anterior articulo. Sería una experiencia enriquecedora para unos y abrumadora para otros.
Es tambien dificil ser un borde todos los días, a veces rascas y te sale un poco de sensatez - solo a veces - y va un dia y te apetece no poner a parir a nadie. Tu karma esta en pseudoequilibrio y te pones a mandar flores a toda la peña, la vida te parece interesante, no te da por culo nadie y parece que incluso podrías ser hasta feliz.
Pero dura poco la alegria en casa del pobre. Siempre aparece algo para alegrarte el dia y joderlo todo, es ley de vida.
Como dice Ana, hoy es jueves - para los de empresa privada semos miercoles - pero mañana será jueves - otra vez - y luego el viernes...
Y fiestuki !!!!!
Que se jodan los malos rollos !!!!
Totalmente de acuerdo, a tomar por c. los malos rollos! Al fin y al cabo ya es casi-viernes (para los currantes de verdad jueves, pero ya sabes que yo no pego golpe).
Yo creo que en la variedad está el gusto: es beneficioso para el cuerpo estar de buenas porque gastas mucha menos energía; aunque por otro lado, algún mecagüen de vez en cuando tampoco está mal.
El día de lo políticamente incorrecto lo hablamos el finde y ponemos fecha, si te parece bien.
Hasta mañana, un beso.
Tienes razón, como hay días de todo, podemos elegir el día que nos salga, y lo hacemos.
Como los del chiste:
Dos vascos que ven un cartel:
" Aceros inoxidables".
Y le dice el uno al otro:
Qué Patxi, ¿ nos hacemos ?
! Pues nos hacemos ¡
Qué pasa con este blog? Tus fans (alguna de las cuales hoy está ociosa perdida) ya tenemos ganas de leer alguna de tus "chaladuras". Un abrazo.
Ya lamento no poder dar rienda suelta a mi verborrea, pero tengo ultimamente una de faena...
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