domingo, 21 de febrero de 2010

El parque jurásico, las panorámicas y los atardeceres


Dani, un día, con el fin de recomendarme itinerarios para correr, me explico unas rutas, las que habitualmente hacía, y entre ellas estaba la familiarmente llamada "parque jurásico". Al comienzo de mis experiencias en el gremio la consideraba muy dura - lo es - y la hacía en un sentido que yo creía más liviano, y la repetí algunas veces - no es recomendable en el verano pues está toda llena de simpáticas espigas -.



Pasó el tiempo y seguía siendo sacrificada. Pero algo había cambiado, pues la repetía en el sentido "más duro" y me gustaba, pues disfrutaba en esos toboganes y subidas. Alguna tarde, con la magnífica luz del atardecer entrecortada por los sasos de Terreu, disfrutaba doblemente al recorrer sus olivos, y sus carrascas, cual dinosaurio - mediterraneo - perdido entre ellos, iluminado por la luz rojiza. Con mis ojos encuadraba diferentes entornos para una panorámica pero no encontraba lo que buscaba.



El otro día, incrementando las posibilidades de la ruta, descubrí un nuevo tozal, un nuevo enfoque donde poner mi vista y donde hacer una nueva panorámica, y esta si que era la que yo buscaba...Como no llevaba la cámara y tampoco era el momento, lo dejé para una nueva visita. El otro día, paseando, tuve la oportunidad de hacerla, de plasmar ese enfoque en una nueva panorámica, y me gustó. Ahora, delante del ordenador, juego con diferentes enfoques y nuevos puntos de vista. La felicidad no está en hacerla, está en el camino, en el destino, en la compañía, en todo, sólo hay que saber verla...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque parezca mentira, no es dificil encontrar "parte de esa felicidad" recorriendo las loberas, hasta llegar a la ermita. Creo que algo de mágico si que hay en esos senderos sinuosos.

Josan me fecit dijo...

Las loberas, el valle de los pájaros y el recorrido del "parque jurásico" tienen, como dices, algo mágico. La vista al atardecer es especial, con su luz rojiza, los cortados de arenisca, las carrascas, los olivos, el monte oliendo a tomillo, romero y demás hierbas,...

Aunque como decía, la felicidad no la da el sitio, la tenemos que poner cada uno, porque aunque parezca increible todos tenemos la capacidad de ser "felices" en cualquier sitio, pero debemos verla, y ser conscientes de que está ahí.