sábado, 7 de marzo de 2009

Un viaje a la américa profunda ( V ), Las Vegas

Dani se levantó pronto y al mirar por la ventana observó un curioso ritual: un par de moteros estaban cambiando su imagen de mortal - sobre cuatro ruedas - a motero - todo cueros - y sacaron de un garaje pequeñito, a la medida de las motos, sus Harleys, travestidos, con sus chupas todas llenas de flecos. Es lo que tiene este país: hay de todo y para todos.

Aprovechando que estabamos en un hotel con ordenador e internet gestionamos y aclaramos nuestros vuelos y reservas. En un país donde está lo más avanzado de la tecnología mundial nos veíamos más colgados que los jamones de Beltrán. Ahora que hay ordenadores pequeñitos por doscientos euros no vale la pena gastar neuronas, lo pillas, una conexión telefónica de tarjeta y a funcionar en cuanto tienes red de teléfonos.

Resulta muy curioso ver todos los tópicos de las películas o de las series de TV en directo: Los obesos, los trenes de Union Pacific, los sombreros tejanos, los coches, las rubias teñidas. Puede que nuestro cerebro crea que es una película, y no sepa si estamos dentro o fuera, o que no acabemos de asimilar esa cultura tan diferente, ! quien sabe ¡.

Bajamos por la interestatal 15, rodeados de montañas, serpientes y grandes camiones cargados de relucientes remolques, el calor apretaba. Parecía increible que unos kilómetros más abajo estuviera el reino de "Sodoma y Gomera" que decía aquel. Supongo que esa misma sensación les pasará - si la inconsciencia lo permite - a aquellos que visiten la eterea Gran Escala y vengan de los eriales Monegrinos. Quizás tampoco nos separe tanto entre aquellos indios que explotan sus casinos en los desiertos y nuestros agricultores reconvertidos en controladores de ruletas y vigilantes de seguridad de parques y antros nocturnos.

Ayer me decía uno - entre tanta paja mental de la peña - que en Gran Escala se construiría la playa artificial más grande del mundo, con dos cojones, yo que soy un poco pragmático pensaba en el agua del Alcanadre, cual delta egipcio, alimentando aquel exceso constructivo entre las arenas y los bañistas. Imaginación que no falte.


El otro día leía un comentario sobre los excesos de las Vegas que me hizo gracia: "lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas". En nuestro caso, resultaría innecesario e inútil, porque pareciamos extraterrestres en un mar de maquinetas, ruletas y artefactos de todo tipo. Juro por un bocadillo de jamón con tomate - quien lo hubiera pillado allí - que intentamos apostar o hacer algo, pero tanto Dani como un servidor, no teníamos ni la más remota idea de como c. funcionaban aquellos artefactos.

Los hoteles de las Vegas son muy baratos, y las bebidas, a los que juegan, son gratis, al contrario del resto del mundo, porque el dinero se lo deja la peña en las maquinetas. Nosotros no les dejamos mucho beneficio porque creo que apostaríamos 2 ó 3 dolares. E incluso nos tocó un premio de medio dolar. La cara que pusimos los dos cuando nos salió un vale, tipo cheque, por una ranura fue de total sorpresa. La ignorancia ludopática...

Por aquello de que eran baratos, cogimos el más caro, 50 dolares, y con vistas. Para mí es el más exótico - el Luxor - una pirámide hueca con las habitaciones en las caras externas y pasillos hacia el interior, todo recubierto de "fresquitos" cristales, con vistas del desierto de Nevada.



Cuando llegamos hacía mucho calor en la calle, y mucho frio en el interior de los casinos. Hicimos un intento de salir pero tuvimos que volver al interior porque fuera no había ni Dios que aguantase.


Recorrimos los tres casinos que hay unidos: El Luxor, El Mandala, y el Camelot. Pasillos y escaleras interminables plagadas de maquinetas, ruletas, bares y toda suerte de negocios por los pasillos. No había esquina ni lugar que no tuviera la posibilidad de jugar. Hasta las barras tenían embutidas unas pantallas de ordenador para apostar... Todo listo para que la peña deje la pasta en todos los lados.

Nos contaba Pachus que había unos exclusivos chalets para aquellos que jugaban más de varios millones de dolares al día - !¡ - y tenían un servicio para distraer a sus parejas llevandolas de tiendas por todos los lugares e incluso las llevaban a Europa, para que no estuvieran aburridas mientras sus conyuges se fresaban la pasta en los casinos...

Al lado del Camelot al otro lado de la calle está el New York, hortera reproducción de rascacielos, con una montaña rusa en primer plano, y a su lado el MGM, con leones y todo, recreando películas.


Una vez que la temperatura se hizo humana nos aventuramos a salir a la calle, los edificios todos iluminados, la peña con las bebidas por la calle, cubatas kilométricos, gente desfasada, gritos,...Las Vegas.

La calle principal - la única recomendable - el Strip, está rodeada de casinos recreando lejanos lugares - como París - y clásicos como el Flamingo, pequeño y antiguo si lo comparamos con los monstruos próximos. Cada uno de ellos alberga algún espectaculo: El circo del Sol, Magos, Musicales, Actuaciones en directo, shows, algunos son gratis, pero la mayoría son de aforar.

Hay montones de edificios en obras, junto a la famosa y espectacular fuente luminosa, que pasarán en breve de su estructura de hierros oxidados a incrementar la oferta ludopática del pueblo. Al final del Strip se ve la silueta de la torre en cuya parte más ancha se encuentra el restaurante giratorio.

Cerveza en mano - las costumbres se tarda poco en recordarlas - recorrimos un buen trozo de aquella calle llena de grupos alcoholizados y desenfrenados.

No se puede hacer uno idea, sin estar allí, del nivel de desfase que lleva la peña. En el ascensor nos encontramos un grupo de chicas con más potingues en la cara que un estuco veneciano, emperifolladas, exuberantemente escotadas y listas para entrar en acción, y se nos miraban - como nosotros a ellas - pensando en lo extraño de nuestras indumentarias.


Estabamos cansados y elegimos un restaurante-nevera para cenar. Allí la peña tiene el termostato bastante perjudicado y comiendo estabamos jodidos de frio, igual había 15 grados, increible. Yo también lo tengo bastante averiado - el termostato - , pero como soy del norte - y no tenía chaqueta - me aguantaba - jodiendome de frio -, pero Dani cenó con la chaqueta.


Como no pensabamos salir de marcha, nos recogimos a nuestros aposentos y allí estaban todos en las maquinetas. A la mañana siguiente, a las siete , seguía allí toda la peña, dale que te pego, fundiendo pasta. Allí no hay día ni noche, todo funciona a todas horas. Todo sea por la pasta...

4 comentarios:

Ana dijo...

Cuando estuvimos en LV sufrí el mismo impacto, la de pasta que se deja la peña en las tragaperras (las mujeres de avanzada edad con la tarjeta colgando del cuello y enganchadas a la máquina horas y horas), los miles de máquinas que hay por todas partes, el super-consumismo que hay en esa ciudad-casino abierta 24-365.
No podía dejar de pensar, qué chalao sería el primero en montar un hotel de semejantes dimensiones? a qué mente se le puede ocurrir eso? A mi se me escapa...(se nota que soy de pueblo)

Josan me fecit dijo...

Debe estar la idea vigente porque los supuestos accionistas de Gran Escala lo piensan.

A mí LV me sobrepasaba, me pareció algo fuera de control, excesivo, y a la vez "gratuito", y cuando digo gratuito me refiero a algo que no es natural, forzado, antinatural, como aquel que sale de casa pensando en lo que va a hacer, como lo va a hacer, cuando, y hasta donde va a emborracharse, y cuanto se va a gastar.
¿ dónde queda el romanticismo de lo espontaneo, lo casual, y lo especial ?
Quizás solo en las películas de LV, y alguna mente ingenua...

Anónimo dijo...

Pues pregunten en los bingos que tienen en sus pueblos, o en las personas que se dejan los cuartos de la economia familiar en las 2 o 3 máquinas que hay en cada bar. Si contaran las máquinas tragaperras que hay en sus ciudades probablemente se sorprenderían, y desde luego mucho mas al alcance de los menores que en los casinos. Saben el gasto en loterías, quinielas, primitivas y once´s, y en tiempos de crisis este se incrementa de forma exponencial. El juego está aquí mismo, entre nosotros. Yo no he estado en LV(pero me gustaría ver el espectáculo kistch creado por Bugsy Siegel y demas capos, seguro que no es tan cutre, como lo que vemos por los antros de aquí. Supongo que es el parque temático de los adultos que se lo quieren pasar bien y gastar unos dólares. otros van a Port Aventura o EuroDisney

Josan me fecit dijo...

Las maquinetas las han limitado bastante aquí, pero si eres ludópata - yo conozco uno - igual te da que estén en un sitio que en otro, el sueldo lo dejas igual. Pero convendrá conmigo que el mogollón de Las Vegas es escandaloso, en directo o visto desde la televisión, por mucho que los adultos tengan el derecho - cada uno con su cuerpo, su pasta y su vida es libre de hacer lo que l e plazca mientras no salpique - y a mí personalmente me pareció escandaloso, y bastante hipócrita, pues tienen que irse a su Sodoma local para poder hacer según que cosas que en el resto de los lugares civilizados es factible hacerlo más o menos libremente.