jueves, 17 de abril de 2008

Lunes de Pascua / Día de la Alegría / Monzón



                  Vista de Monzón, y el castillo, desde la ermita.

24 de Marzo de 2008, lunes de Pascua, día de la Alegría.


No soy religioso, pero los días de las ermitas son algo especial. Se juntan muchas personas que habitualmente no se ven, y resulta muy emocionante. Yo intento no perderme ninguna.


Además tienen un componente lúdico-festivo muy interesante, puedes ponerte un poco ciego y pasas desapercibido porque todo el mundo anda igual. El día solemos emprenderlo pronto, un buen almuerzo; dos huevos fritos con longaniza, vino y fuerte carajillo, y las cosas se ven de otra manera. Luego una visita al exterior de la ermita con tertulia subiendo con todo dios que te encuentras y unas cervecillas en la esquina sur de la ermita. Este año hizo un día pelín borde, mucho aire, lluvia a ratos, en resumen; un día desapacible; pero podía haber sido peor.


Hay un libro muy curioso que escribió un antiguo gobernador del castillo de Monzón, Pedro Pardo de la Casta, tres cuartas partes panfleto político, y un trozo con relatos sobre la ermita y la historia local, que se titula:" Historia del Santuario y Ermita de nuestra señora La Virgen de la Alegría con algunas consideraciones político-sociales de palpitante interés actual. Obra dedicada a S.M. el Rey D. Alfonso XII por el coronel..." . El cronista oficial de Monzón, que es sacerdote, Francisco Castillón Cortada, autor de la historia oficial moderna, logicamente no tiene una buena opinión del mismo. Pero yo no soy sacerdote y tampoco la tengo !!!. El fulano no nos trata demasiado bien, pero resulta muy interesante el relato de lo que se hacía y se comía en ese día hace 132 años ( Es desde la fecha de edición, pero imagino que será de hace más el relato, aunque no he logrado ubicarlo ) . He extractado unos trozos que me parecen interesantes:


" a las seis de la mañana del mencionado día de Pascua de Resurreccion, al propio tiempo que las campanas empiezan a repicar y van despues rápidamente al vuelo, y se mueve, y se agita, y crece la animacion, la bulla, la algazara y el murmullo de los habitantes de la villa, y las hermosas romeras, alegres y placenteras, empiezan a verse por las calles y lucir unas su buen palmito, otras sus brillantes ojos y primorosos peinados, y todas sus vistosas prendas de vestir y gracias naturales, y los apuestos romeros se preparan, quienes a lucir sus manos de rienda para evitar todo mal paso de las cabalgaduras, y cuales a enganchar el ya prevenido carro, guarnecido alguno de tantos y tan diferentes tapices de telas de percal y pañuelos de seda y crespon, que más bien parece un mosaico taraceado de colores que el carromato entoldado de un arriero o de un labrador..." p. 146.


"... la extraordinaria animación que presenta el campo en conjunto con su variedad de mesas y multitud de ranchos y corrillos, donde al compás de la música de cuerda ó viento, segun que cada uno se ha podido proporcionar, cuando no en el baile general, se jalea con primor desde la consabida jota hasta el wals-polka más vivo y el rigodon más aristocrático, al propio tiempo que sobre el matizado terreno, cubierto de variadas y olorosas flores silvestres y de aromáticas matas de tomillo, cuyos perfumes consoladores embalsaman la lúcida y serena atmósfera de un dia purísimo de sol verdaderamente primaveral, se devoran que es una maravilla los prevenidos y abundantes manjares, a la vez que se empinan los sabrosos y espirituosos vinos tintos del semontano de Barbastro junto con los dulcísimos claretes de Balcarca y otros tambien muy agradables y transparentes del país, cuyos efectos suelen ser tan eficaces que más de una vez hacen besar a muchos romeros el santo suelo, cuando no tambien los torneados pies de tal o cual modesta y fina artesana, tan simpáticas y tan apreciables entre todas las clases del Estado por su honradez, con aquellos ojos además que en una mirada truecan alma por alma, como asimismo los de esta o la otra donosa y frescachona aldeana, de aquellas que en las labores del campo trabajan tanto o más que un hombre.." p. 153.


Interesante, y madrugador relato plagado de exaltados comentarios, algunos de ellos bastante chabacanos...


Pardo de la Casta, Pedro: Historia del Santuario y Ermita de nuestra señora La Virgen de la Alegría con algunas consideraciones político-sociales de palpitante interés actual. Obra dedicada a S.M. el Rey D. Alfonso XII por el coronel.. .J.J. de las Heras, Madrid, 1876. 204 pags. 227 x 156 mm. ( Fotocopia )


Corrillos en las escaleras de subida a la ermita



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante la libidinosa descripción del tal Pedro. Ya no sé si eran frescas las mañanas o las mujeres de Monzón. Lo que si veo que le daba al morapio, poco importaba su origen o denominación.

Josan me fecit dijo...

No he transcrito un curioso altercado entre los mozos del pueblo y la dotación del castillo que no tiene desperdicio. Pero eso será otro día.