lunes, 15 de marzo de 2010

El castillo Templario de Miravet, Tarragona


Siempre que he pasado rumbo al Delta del Ebro o hacia el sur, por la carretera que bordea el Ebro, al pasar por Miravet, su castillo me impresionaba por su percha y su desparpajo sobre el rio. Mentalmente lo incluía en mi lista de lugares a visitar, pero pasaba el tiempo, y seguía allí.




El otro día me apetecía cambiar el secano por algo más acuático y pensé en ira Fayón, para ver el túnel ferroviario que antaño un pedazo de pedrusco chafara ( siendo exactos, el túnel lo hicieron tras chafar el piedro la vía...). Enri ya estuvo y con sus indicaciones y un mapa nos dirigíamos allí cuando me di cuenta de que estaba al otro lado del Cinca y era pelín complicado cambiarse de orilla. Cual avispado tom-tom, mapa del 98 en mano, recalculé la ruta para ir a algún lugar que fuera interesante, y no tener que dar la vuelta. Al cabo de unos instantes, vip...vip..., el lugar elegido era Miravet. La ruta, diferente a la del Ebro, por Gandesa, para conocer otros lugares. Los pinares locales, al estilo de la Sierra de Prades, tienen un ambiente especial diferente a los pirenaicos. Algunas rocas de buena pinta salpicaban la ruta y entre piedra y piedra, un centro de interpretación de la Guerra Civil.



Gandesa nos sorprendió con un "Celler" o bodega, modernista, en el centro de la villa. Más adelante en la ruta, otro villorrio, El Pinell de Brai, estaba lleno de jubilados comprando en el Celler modernista del pueblo.



Los habitantes la llaman "la catedral del vi", está un poco descuidado, con algún desconchón por las paredes, el aire y la pátina de otro tiempo - muy interesante - y el interés de los edificios que conservan su utilidad tras el paso del los años. No esperaba encontrarme algo así, la verdad.





Llegamos al castillo de Miravet y - como no - estaba cerrado. El imponente muro sorprende al visitante y le cierra el paso rumbo a la Barbacana, y allí una reja impedía el paso. Unas obras en el muro llamaban poderosamente la atención y desde un lateral pudimos ver un curioso barrio del pueblo que hay bajo el castillo, en un barranco seco. Le dimos varias vueltas al tema del acceso, por aquello de no verlo claro, y al final no acertamos...[ se entra desde el pueblo, no se ve la calle...].



Me gustó ver la sombra del castillo proyectada en el rio, y en los campos. Las sombras tienen un especial atractivo para mí, me atrae su carácter efímero, me encanta fotografiarlas.



En el lado sur hay una vista espectacular del Ebro, las montañas locales, y el atardecer. Esperamos plácidamente sentados a que la luz rojiza abandonara las crestas y... entonces se encendió el alumbrado del castillo. Impresiona la pared principal, y con las estrellas en lo alto, estuvimos luchando con el ISO...



Por si alguien tiene interés en los castillos templarios de la Corona de Aragón, existe...

Domus Templi


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