Hace tiempo que no pasaba por el blog, es cierto. No hace falta ser un lince para averiguarlo viendo la fecha de la última entrada...
El otro día un amigo me preguntaba la causa de mi inactividad. Pues si, le decía, hace un tiempo que no escribo nada, estoy atareado y quiero cambiar el formato, o no, del mismo. Más dinámico, más actualizado, menos enfarragoso -que de menos faena pensé para mí-.
No me estaba inventando nada pues hace tiempo leí que había un tipo de blog así. Imagino que lo pensó alguno que lo editaba desde su móvil de última generación. Sólo hace falta mirarse un grupo de gente para darse cuenta que la peña está muy enganchada a estos artefactos y sus programitas.
Afortunadamente no me encuentro entre la banda de enganchados, a mí las "redes sociales" me pillaron mayor. Mi móvil no las soporta y su dueño tampoco.
Me pregunto quién coño pondría el dichoso nombre. Unas redes "sociales" que aislan a los humanos y los hacen introvertidos -hay que joderse-.
En cualquier caso, es igual, no creo que cambie nada y mucho menos me instale cualquier ingenio de esos modernos. No me apetece cambiar mi filosofía: divertirme escribiendo lo que me apetece y mostrando algunas imágenes que pueden "iluminar" el texto.
Ahora viendo como cargaba el ordenador unas imágenes del último viaje, pensaba en deconstruirlo. Hacerlo en trocitos, como siempre, pero comenzar por el final y contar el viaje al revés. Quizás sea una gilipollez, pero así hago algo nuevo, un nuevo reto. De momento voy a organizar alguna imagen, del principio o del final, no se. Cuando termine me lo planteo...
Ha pasado un rato y sigue la lluvia. No me apetece salir de casa. Hace un rato leía una entrevista a una señora del villorrio y decía que le gustaba, de vez en cuando, en sus ratos de ocio: sentarse tranquila en un rincón y no hacer nada, nada, nada. Supongo que cuando llueve como ahora -y tienes el pie jodido- esa opción no es nada dificil de tomar...
Voy a hacerlo!!!. Voy a deconstruir el viaje!!! Yupiiii!!! (no me he vuelto loco, tranquilos, es la alegría de deconstruir!!!).
Día -8
Hemos llegado al Villorrio. Me sorprende agradablemente el resultado del viaje. Lo organicé milimétricamente -cabecicas cuadradas de los piscis...- y pensaba que la cagaría -poca fe humana que tiene uno-. Ahora, tras ocho días de viaje, estoy satisfecho. Quizás los cerca de tres mil kilómetros que hemos recorrido hayan sido un lastre. Quizás no.
Tampoco -me recuerdo a mí mismo- hemos podido pasar por todos los lugares que pensaba. Pero el tiempo da para lo que da.
Zaragoza
La autovía es muy rápida. Aunque el trayecto que nos ha traido de Zaragoza hasta el Villorrio es tediosamente conocido. Quizás el trayecto de la autopista del norte no haya sido tan monótono como otros viajes. Recorriendola, pasas por lugares que te suenan pero que nunca has pensado en entrar: Alagón, Figueruelas, Pinseque... La imagen de viejos edificios -quizás azucareras- te recuerdan a tu infancia, en el Villorrio, cuando rompías los pantalones arrastrándolos por antiguas ruinas industriales. Conduces y tu imaginación te traslada a principios de siglo cuando aquellas azucareras estaban humeantes, llenas de actividad y con los carros esperando en la puerta tirados por machos que portan la remolacha en desvencijadas galeras.
Tu sueño se rompe por los agujeros de una carretera hecha mixtos. No hay presupuesto salvo para los carteles que anuncian precaución por mal estado del firme -para evitar denuncias a Fomento-.
Pero al margen de detalles intranscendentes, es cierto que contra más cerca estás de casa menos ganas tienes de llegar. Por un lado te apetece descansar, pero por el otro no quieres abandonar este viaje. Es como un sueño que inicias cada noche. Todo es original e inédito. No dejes que despierte, pienso, mientras pillo un nuevo agujero y el golpe me saca de mi ensimismamiento.
Un vez en la cruda realidad, me planteo la cantidad de lugares de mi tierra que no conozco. Cuando paso por Borja y Tarazona me hago una crucecita en mi memoria para acordarme de visitarlos. Por relación me viene a la memoria una vez que pasé por allí e intenté visitar su catedral -en obras en aquellas fechas- sin éxito. Al pasar por sus calles veo atractivos y desvencijados edificios industriales que, seguro, los jóvenes locales recorrerán en busca de aventuras que compartir con sus amigos. Quizás entre aquellas paredes den su primer beso, quien sabe.
Soria
Algunos carteles nos informan del comienzo de las obras de la autovia. Lo que nos nos dicen es cuando terminarán...
Su circunvalación nos permite atravesarla rápidamente. Es una pena pues hemos pasado sin enterarnos. Es una bonita ciudad que siempre merece un alto. Si terminaran la puñetera autovía es un destino interesante desde el Villorrio.
Hoy nos pegaremos todo el día subidos en el coche. Desde que salimos de San Esteban de Gormaz no hemos parado. Hoy no había programación como los anteriores días y quedaron nuestras actividades al pairo. La comida ha sido en un restaurante junto al río. El pueblo -San Esteban- tiene una ubicación muy agradable junto al cauce del agua. En lo alto está el castillo, del que sólo queda una imponente pared. Ya estuvimos recorriendo sus calles, iglesias y casas adosadas en la montaña. Tenía unas piedras labradas en las calles con inscripciones romanas.
Me llama la mucho la atención el río. El caudal es alto y los patos que viven junto a él están bastante apurados por la velocidad del agua, pues no les deja nadar.
Camino rápido pues no quiero que me pase como la última vez que no pudimos comer en este restaurante -aún me dura el aroma de la carne y de aquella brasa impresionante-. Me acuerdo también de la "simpatía" de alguno de aquellos camareros. Es muy triste el flaco servicio que dan algunos a sus paganos. La restauración en muchos lugares de este país, supuestamente turístico, da mucha pena. Suerte que los dueños son gente encantadora.
Hemos llegado. Esta vez si. Hoy comemos aquí. Alguna puñetera cosa buena tenía que tener la puta crisis.
Las raciones son inmensas. El sol calienta a través del cristal y estamos medio achicharrados, ! cualquiera diría que estamos en el mes de marzo ¡. En el camino hemos visto los carteles indicadores del vino "Lagar de Isilla" y nos lo recomienda el dueño del local. Ha sido un consejo muy acertado pues es un vino delicioso.
Llevamos todo el día por tierra de vinos. Desde que las altas paredes del
castillo de Peñafiel se han perdido de nuestra vista, hemos atravesado campos -y campos- cubiertos de viñas. Todo aquí gira alrededor del vino.
Valladolid
La visita al castillo de Peñafiel tiene el añadido del museo del vino. Han respetado la estructura del castillo y han instalado una "urna" para albergarlo. Nos sorprende la cantidad de personas que esperan a su apertura.
El castillo es soberbio. Las vistas son espectaculares. El pueblo esta muy cuidado -se nota que hay dinero-. A un lado vemos la moderna
bodega de Protos con su curiosa forma -un racimo nos dicen-. La guía nos lleva por los rincones del castillo y en su torre del homenaje podemos hacer, como casi todos los que vamos en esta visita, multitud de fotografías.
Es muy extraño encontrarse alguna persona que lleve hoy una cámara analógica. Todos llevamos silenciosas cámaras digitales con las que ametrallamos a los inertes paisajes que nos rodean.
Cerca de Peñafiel llega una autovía. Son muy cómodas para desplazarse, como hoy, con una cierta alegría. Lástima que inútiles políticos nos hayan cargado de aeropuertos inútiles -como ellos- y no de autovías que sirvieran para conectar, y para unir, a todos. Sólo nos quedan las redes sociales para unir...(modo ironía off).
Mirando a un lado y a otro nos quedamos prendados del paisaje. Las llanuras transmiten una sensación de paz muy agradable. Quizás sea la luz que queda tras una nevada. Quizás la limpieza del aire tras la tormenta. Que se yo...!!!
Algunos de estos pueblos -minúsculos- tienen unos colores muy agradables a la vista. Todo es paz aquí. Dan ganas de parar y quedarse. Quizás sea porque estamos a mil metros de altura. Quizás sea eso...
Segovia
Al pasar por Segovia he torcido el cuello para ver el acueducto. No ha sido posible. Los corredores, en gran cantidad, cubiertos de vistosos ropajes, aprovechan la mañana de domingo para desplazarse por la transitada carretera de la Granja. Según nos cuenta la dueña del hotel donde nos alojamos, todo el fin de semana están de maniobras los militares y protección civil para un simulacro de emergencia. Unos señores de la Cruz Roja que están en "nuestro" hotel participan en ellas. Aún así todo está demasiado tranquilo para ser fin de semana, maldita crisis.
Hemos desayunado tranquilamente. Hoy es el último día del viaje. Ya conocíamos el sitio y programé venir aquí. La primera vez que estuvimos ya me pareció un lugar muy agradable.
Como ya dije alguna vez a Valsain, y su pino, lo ubicaba en algún remoto lugar del país vasco -que atrevida es la ignorancia-.
Hoy he dormido, como siempre, muy bien. Ayer tomamos una sauna y me quedé muy relajado...Buenas noches...Ayer será otro día...